Lucía Mora. |
Yo no puedo evitar brincar en los charcos mientras camino
por la calle, No puedo soportar la gente que no estudia, me refiero a leer,
aprender, escuchar de la gente interesante, querer viajar, tener esa capacidad
de asombro como un niño, no poder llenar el “termómetro” de aprendizajes, no
puedo evitar enamorarme de la gente que ve mas allá de una simple apariencia,
no se explicar como me encanta analizar cada situación de mi vida con cada uno
de mis sentidos, me asusta que me encanta “repensar”, disfruto ahogarme en una
canción y que me salve la letra y la melodía, no puedo evitar imprimirle una
marca a cada cosa que digo, hago o expreso, disfruto cada sorbo de una taza de
café, disfruto el raspar de la pluma con el papel cada que escribo, así sea el
mas mínimo pensamiento. No puedo evitar pensar como la gente entra y así mismo
sale de tu vida por alguna razón, cosa del destino, ¿qué se yo? Quizás debí de
estar ahí, y así es y así fue.
Quizás las cosas pasan por algo, o quizás las provoqué, ¿A
quién le importa? Estamos aquí y no precisamente en la situación que quisiéramos,
hay muchas cosas pendientes por decir, o por sentir quizás, yo solo sé que
primero se pone el cereal y que quien no separe las galletas oreo es un ser de
otro mundo.
Hay algo, un suspiro en el vacío esperando a que lo deje
fluir, que siga su camino en el aire, el problema aquí es… que no estamos
solos.
-Fernanda